¿Cómo resistirse ante esta estupenda combinación?
Imposible, primero está el autor: Fernando Quiroz, un gran editor, columnista, corresponsal y escritor bogotano, por supuesto, y segundo, escribe sobre un tema que a mí -personalmente- se me hace irresistible: mi amada Bogotá.
Y bueno, a Fernando lo conocí -como escritor- en el año 2011, con su obra "Como un bolero", que era su más reciente libro publicado y desde ahí estoy prendada de su escritura descriptiva y cercana; generalmente sus historias transcurren en una ciudad querida por muchos, criticada por otros tantos, pero que al parecer es su gran debilidad, y es que en este libro, que desde su portada en adelante te hace sentir dentro de la historia, nos describe la ciudad, no con una gran cantidad de adjetivos ni mucho menos, sino con 19 historias cortas que para quien ha vivido aquí, identifica en su día a día.
"Bogotá se llena de vida en estas páginas: de una vida que se pierde ante nuestros ojos de tanto verla".
207 páginas de anécdotas, lugares conocidos por quien habita la ciudad, que van desde el Bronx hasta el cementerio Central, que se desarrolla en una Bogotá que nadie ve en su afán por llegar al trabajo, al colegio, a la universidad, porque seguramente va tarde, y qué horrible es que nos tengan en ese concepto de impuntuales, pero en este libro nos habla de cómo deberíamos ver más allá del complejo tráfico de la ciudad y de una inseguridad latente que nos venden los medios y de la que hablamos diariamente, aunque a nosotros no nos haya tocado en ningún momento.
Más que de una ciudad, este libro nos habla de un hogar, para quienes hemos nacido aquí, pero sobre todo para aquellos a quienes esta caótica ciudad ha recibido como a sus hijos, aún cuando ya no pareciera haber espacio suficiente para nadie más, y por ello es una obra dirigida a todos, a quienes conocemos cada lugar que menciona por haberlo transitado en incontables ocasiones y conocer siempre el camino de regreso, y sobre todo para aquellos que no conocen este sin fin de calles frías que merecen ser vistas, aún cuando en ocasiones cueste caminar por ellas, porque habrá alguna persona que no demuestra afán y no empuja a los demás transeúntes, una persona que sólo se toma el tiempo para mirar el cielo, para escuchar el murmullo de tantas conversaciones que nadie más parece percibir, o una de las casas que aún viven en el centro de la ciudad, hogar de turistas.
Un libro de Editorial Planeta que sin ser una novedad finalizando ya este 2015, nos relata la magia de una bonita ciudad y que nos habla de lindos paisajes que a veces decidimos no mirar, una clara invitación a dejarse llevar por lo que la literatura de este hombre -que escribe delicioso- nos cuenta, y que sólo hay que comprobar subiendo las persianas, y dejando de temer a un frío que es tan acogedor como todo lo que con él se puede hacer en la capital del país, desde refugiarse en una cafetería a leer, hasta visitar uno de tantos museos que sólo extrañaremos cuando -ojalá que no-, ya no estén.
"Bogotá es la ciudad donde transcurren estas historias que estaban al alcance de la mano y que reclamaban a gritos a un escritor que las descubriera para convertirlas en literatura". (Daniel Riera, cronista y editor argentino).
"Bogotá es la ciudad donde transcurren estas historias que estaban al alcance de la mano y que reclamaban a gritos a un escritor que las descubriera para convertirlas en literatura". (Daniel Riera, cronista y editor argentino).
¡Hola! Me alegro mucho que te haya encantado este libro, hablas con una pasión sobre el impresionante. Sinceramente yo nunca me lo leería ya que de la primera página no pasaría, pero me encanta como lo describes.
ResponderBorrar¡Besitos!
(Modus Leyendi)
¡Hola!
BorrarLa verdad es que sí, creo que se transmite, es un libro que me apasiona mucho, sobre todo porque le tengo un cariño especial a la escritura de ese autor.
Es muy respetable, y muy sensato, sobre todo, saber que si un libro no va a gustarte, a veces es mejor abstenerse, y no quedar con un peor concepto por la predisposición que se tenía. Pero por si acaso, ahí te queda la inquietud.
Besitos para ti.
(Ya pasé por ahí).